jueves, 30 de marzo de 2006

¿Quién eres?


¿Quién eres? Soy tu nieto, yaya. Suavemente te acaricias el pelo con una mano temblorosa, mientras tanto los ojos azules que brotan de las cuencas de tus ojos miran al infinito. El silencio dialoga con nosotros de vez en cuando, y las moscas interrumpen dicho diálogo con su particular zumbido. Los recuerdos de cuando eras niña y jugabas en la alberca, atraviesan furtivamente tu mente, como si fuesen ciervos salvajes en una autopista gris. ¿Hijo, quién eres? me vuelves a preguntar. Te miro a los ojos, y descubro una ausencia en la mirada. Lloro por dentro, a la vez que una sonrisa tierna emana de mi boca. “Soy la persona que más te quiere en éste mundo, abuela”. Se interrumpe el diálogo de palabras otra vez, y esta vez el silencio se encarga de unir lazos de emoción contenida. Al caer la noche, mientras tus pensamientos divagan en el ocaso del firmamento, yo exploto de satisfacción al saber que por un momento has recordado que no estás sola.

viernes, 17 de marzo de 2006

My name

Estoy ansioso, impaciente, expectante mientras espero que lleguen a mis manos los ansiados informes sobre Axwells. Es una maravilla, es como cuando veía en la tele el lanzamiento de las televisiones autonómicas y las privadas, con esos logotipos de colores, pasando de sombras adentradas hacia la pantalla a imágenes frontales y coloridas que prometían variedad…

Realmente no espero que digan nada nuevo sobre mí. Sé perfectamente quién soy, como soy y porqué soy así. Lo que me intriga es saber si la gente me percibe realmente como yo creo que me percibe. Porque tonto soy, pero no lo suficiente como para ignorar que de vez en cuando, no estando yo delante, se habla de mí, bien o mal, pero se habla. Como de todo el mundo.

A día de hoy, me llamo Jose pero soy Axwells. Mañana, pues ya veremos; por lo pronto tengo 22 años, soy frío, soy distante, soy antipático, soy soso, soy tonto, soy autosuficiente, soy cálido, soy cercano, soy encantador, soy salao, soy retorcido, soy fuerte, soy de acero… Soy tan coherente como contradictorio. Soy yo. No me interesa caerle a la gente bien, tener millones de amigos. No me interesa lo que la gente piense de mí. Sólo quiero saber si piensan de mí lo que yo creo que piensan. Se qué me está bien, se qué me está mal, como se que mañana no estaré. Pero eso no me importa. Como todo lo demás. Solo me importa verme en el espejo como me quiero ver, aunque sea mentira, ir bailando por la calle las canciones que hacen de hilo musical en mi cabeza, aunque a los demás les haga gracia que vaya pisando las rayas por el suelo, que no me guste hacerme fotos, o que esté pensando siempre el Almería, las estrellas y la playa.

Puede ser egocentrismo, o puede ser lo que los demás también son pero se cuidan de disimular.

[Lenas anthem][Lena Philipsson][Det gör ont en stund på natten men inget på d’an]

Tachones

Imagino que por regla general es contraproducente ver fotos de hace años, de viejas ilusiones y viejos amores, normalmente de tiempos mejores.

Tirado sobre mi cama, con la vista fijada en el techo, veo pasar mi pasado por delante de mí. Es curioso ver el camino recorrido con el paso de los años, después de haber pensado hace tanto que se difuminaba y desaparecía bajo nuestros pies la senda. No del todo cierto, pues quien más y quien menos, alguna vez ha dejado el camino y ha buscado algún atajo o cambio a través del campo.

Por regla general, no vuelvo nunca a los sitios donde he sido feliz, o donde he sido “dulcemente infeliz”. Ver los recuerdos, recorrerlos de vez en cuando, acaban desgastando el halo mítico que van tomando con el paso de los años, por eso creo que las fotos muchas veces están mejor guardadas y que hay que llevar siempre un mapa con lugares tachados.

Sea como fuere, darse cabezazos en la pared solo vale para apepinarse la cabeza y las ideas; el pasado es como es y no tiene más vuelta de hoja. Unos avanzan hacia delante, y otros hacia los lados(lo que quiere decir que andan para seguir más o menos en el mismo sitio); a fin de cuentas, lo que importa es avanzar.

[Una foto en blanco y negro][El canto del loco][Estados de ánimo]

Soledad

Después de hora y media caminando, he conseguido encontrar la estación de autobuses. Encontrarla y saber que era la estación de autobuses, porque debo de haber pasado por delante tres o cuatro veces. No es nada del otro mundo. Diez dársenas a un lado, diez dársenas al otro. Más o menos grande para ser una capital de provincias como cualquier otra. El interior es más bien recogido, pero tampoco necesito demasiado espacio, puesto que he perdido el equipaje por el camino.

El autocar que quería coger salió hace más de cuatro horas. Son las doce y media de la noche, y según cuenta un papel en la ventanilla número doce de la estación, no saldrá otro hasta las ocho de la mañana. No se a donde va, pero tampoco es que me interese demasiado.

Los bancos, de cartón piedra y hierros pintados de azul, en principio parecen ser cómodos para pasar la noche; una chaqueta no me hubiera venido mal, pero si me hubiera parado a buscarla en el ropero, probablemente no habría salido a la calle. Ahora que lo pienso, son tantos los detalles que he dejado al azar… son tantas las cosas que me hubieran hecho falta… que si me las hubiera traído todas… bueno, las traía todas, pero las he ido perdiendo por el camino a la estación. Solo me queda esa inmensa máquina de Coca-cola que hay enfrente de mí iluminando como un faro ocasional en la oscuridad del recibidor. Pero no creo que me la lleve. Dudo que quepa en el guarda equipajes del autobús ni que me fuera de utilidad más adelante.

Cada minuto es una eternidad, parece como si cuando amanezca fuera a tener trinta años más sobre mí, aunque me reconforta poder ver, al relativo refugio del frío de Albacete que me da la estación, las estrellas del firmamento, alejado de las farolas de la ciudad que difuminan su luz y borran del cielo su resplandor. Quizás sea la melancolía, puede que sea sobredosis de azúcar, tal vez un efecto secundario del frío, o ansisas de huir hacia otra parte, o puede que, simplemente, sea soledad.

[Min kärlek][Shirley Clamp][Den långsamma blomman]

Hule

El aceite salpica mis fogones mientras en el plato mis dos huevos se remueven batidos por el tenedor, camino de su destino: la sartén. Allí, se juntarán con las patatas, pacientemente esperando en su plato.

Mientras, tú ves la tele, ajeno a la realidad de la cocina, a mi realidad de cada día. Vienes de trabajar, estás muy cansado. No tienes fuerza para casi nada, salvo para cambiar continuamente el canal de la televisión, a la caza de noticias huecas de significado, sucesos carentes de importancia. La noticia está en tu casa, pero no creo que llegues a verla en el noticiero.
Miro por la ventana, veo llover sobre la silenciosa calle a espaldas de mi casa, con la oscuridad proyectada por una farola que lleva fundida más de tres años.
Oigo a lo lejos un grito, qué le falta a la tortilla. Esta, ajena a mis pensamientos, se fríe lentamente en la sartén oxidada por el paso de los años; debería de pintar el techo de la cocina, o empapelarlo. Cualquier día me va a caer sobre la cabeza. Solamente espero por la tortilla. Esperan los cubiertos. Esperan los platos. Espera mi marido. Espera la tortilla al final de su corta existencia.
Una noche más para el hule, como otra cualquiera, en medio del sórdido silencio solo quebrado por el alboroto de la televisión y por el ruido que produce la extinción de la tortilla en nuestros paladares mientras las migas de pan caen impasiblemente sobre la moqueta. Te has pasado un poco con la sal. Puede ser. Quizás mañana no venga a cenar, puede que me quede tomando unas copas con los amigos. Está bien, pero mañana será demasiado tarde para barrer las migas.

[Lurra][Sorkun][Duna]

miércoles, 15 de marzo de 2006

Frecuencias

Esta mañana, después de buscar infructuosamente por el espectro eléctrico a ver si encontraba algún canal nuevo de TDT, apagué la tele, y salí a la terraza a ver el sol, mientras oía a Carola cantar de fondo; sentado en el suelo de loza, pensé en lo volatil que puede llegar a ser el caracter de uno mismo en función del clima(quizás por eso no me gusta Madrid, porque siempre hace frio y nubes).
No se si es la situación, si es el clima, la situación, si es el blanco y el azul, o si es solo una simple canción, pero creo que la luz empieza a volver lentamente a mi vida y a mi casa. A pesar de que ahora hace sol, hace una semana que no bajamos las persianas. Quizás lo que nos hiciera falta era luz.
Sea como fuere, lo cierto es que si me hice un blog y un fotolog fue una manera de expulsar frustraciones y estados de histeria-en-el-supemercado interior, una manera de deshacerme de las sombras que llevaba dentro, así que si que si cada vez escribo con menos frecuencia, en cierto modo quiere decir que cada vez me hace menos falta.
Porque ahora, una mañana cualquiera, sentado en mi terraza, veo el azul del cielo, el blanco de las pequeñas nubes, y vuelvo a sentir como la luz del sol resbala nuevamente por mi piel, vuelvo a sentir como el viento sopla, acaricia mi cara y solivanta mi pelo. Creo que por primera vez en mucho tiempo soy consciente de que depende de mi mismo que una eternidad dure lo que dura un pequeño instante, igual que está en mi mano hacer que un solo segundo de felicidad dure toda una eternidad. Porque como diría Carola, la tristeza o la soledad, a fin de cuentas ya, da igual; la felicidad nos pertenece eternamente, y en nosotros mismos está el poder de conservarla o destruirla.

[Evighet][Carola][Melodifestivalen 2006]

sábado, 4 de marzo de 2006

Mar


▲▲▲[Algún lugar perdido entre Pozo del Esparto y Villaricos]▲▲▲

Quiero sacarme el carnet de conducir para poder viajar siempre que quiera a la mar, aunque solo sea para verla y oler la sal.
Quiero tener dinero para poder sacarme el carnet de conducir para poder viajar siempre que quiera a la mar, aunque solo sea para verla y oler la sal.
Quiero encontrar otro trabajo para tener dinero para poder sacarme el carnet de conducir para poder viajar siempre que quiera a la mar, aunque solo sea para verla y oler la sal.
Quiero arreglar mi currículum para encontrar otro trabajo para tener dinero para poder sacarme el carnet de conducir para poder viajar siempre que quiera a la mar, aunque solo sea para verla y oler la sal.
Quiero hacerme fotos de carnet para arreglar mi currículum para encontrar otro trabajo para tener dinero para poder sacarme el carnet de conducir para poder viajar siempre que quiera a la mar, aunque solo sea para verla y oler la sal.
Quiero darme rayos uva para estar guapo y hacerme fotos de carnet para arreglar mi currículum para encontrar otro trabajo para tener dinero para poder sacarme el carnet de conducir para poder viajar siempre que quiera a la mar, aunque solo sea para verla y oler la sal.
Lo que realmente quiero es tomar el sol en mis playas almerienses. Quiero perder Madrid de vista.

[Estrella de mar][El comienzo del Big bang][Amaral]

jueves, 2 de marzo de 2006

El último atardecer

En mi mente, estoy sentado en el sillón de esa sórdida habitación, pintada de blanco. De vez en cuando, miro por la ventana y, reflejado en el edificio de enfrente, que realmente es el mismo porque tiene forma de U, veo si hay luz o no en otras habitaciones. Solo nuestra habitación permanece con una pequeña luz encendida. Doy unos pasos hacia la cabecera, doy unos pasos hacia el armario; vuelta hacia la cabecera. Silencio.

Realmente, no estoy en esa habitación, estoy sentado en la primera fila del autobús. Algo que cualquier noche me excita, pero que esta en concreto se convierte en una tortura. En cuarto menguante como persona, magullado como cuerpo, con una radio atormentándome, busco la postura en la que apoyarme en el cristal sin inclinarme y estar cómodo, ya que mi compañero de asiento ocupa la mitad del mío.

Me gustaría llorar. Me encantaría. Lo necesitaría. Pero la radio a toda voz con canciones de Melendi me lo impide. Además, estoy en primera fila. Necesitaría estar al final del autocar y sin compañero en el asiento de al lado. No me gusta llorar en público, y menos ante un público desconocido que me intente consolar sin tener ni idea ni importarle las causas.

En cierto modo, se que aunque no tengo ni bolígrafo ni papel, estoy escribiendo una página importante de mi vida. El tiempo va arrancando de nuestra memoria páginas completas de nuestra historia, pero hay páginas que no puede arrancar ni con una sierra eléctrica. Caso de esta.

Quizás sea la segunda vez. Puede que la tercera. Digamos la primera y media, porque la vez anterior medio me lo esperaba nada más, y esta vez, aunque finalmente la muerte me apuñale de espaldas por tercera vez, estoy prevenido, al contrario que los dos anteriores casos.

Aún recuerdo que recibí la noticia trabajando en Vips. Estabamos Sonia y yo solos. No recuerdo exactamente la hora, pero si recuerdo que era entre las 15 y las 17,30. Perdí las ganas de comer, aunque me puse blanco y furioso. Cuando salí, me fuí andando hasta la calle Sevilla, donde para calmar mi ansiedad me compré el café más grande de los que había, al cual añadí una sobredosis de azúcar. Seguí andando por Gran Vía hasta Moncloa. Y ahí ya no me acuerdo que hice.

Pero da igual. El autobús está saliendo de Huercal - Overa, y tengo ganas de llorar. De llorar un mar entero. Y luego de ahogarme en el mar llorado.

No puedo soportar haber sido consciente en el mismo momento en que le miraba a los ojos que era la última vez que hablábamos y nos mirábamos a los ojos. El recuerdo hiere. La mirada hiere de muerte. El tiro de gracia es tener que sonreir, hacer teatro, hablar de futuro. Quizás solo porque mi naturaleza es fuerte, quizás porque en estos y estos momentos, todavía albergo esperanza. Esperanza de llegar al próximo miércoles al medio día y decir "Ya estoy de vuelta".

Tengo esa mirada clavada como una espada, pero la esperanza me promete curar la herida. Estamos a Jueves 12 de Enero. Son las diez de la noche. Espero poder sacarme la espada el día 18 a medio día. Lo que todavía no se es que será la propia esperanza la que acabe conmigo ese mismo día 18 en la puerta del ascensor.

Soy fuerte. Aunque para seguir siéndolo tenga que usar artimañas sucias contra mi mismo. Creo que haré una llamada a Granada, otra a Madrid, y luego volveré a llamar a otra parte de Granada. La mejor manera de abstraerse de uno mismo es dejar que los demás te cuenten su vida, siempre que sepas pasar de puntillas sobre la tuya propia.

[(Exeis kairo na mou fereis) Louloudia][Helena Paparizou][Protereotita]