lunes, 30 de octubre de 2006

La pornografía: ése otro reducto homófobo

A la gente que “controla” sobre pornografía, le gusta decir sobre ella que es un mundo liberal, de igualdad, donde todo el mundo es respetado, le guste lo que le guste, (siempre que sea con mayores de edad) y donde nadie te obligará a hacer aquello que no quieras.
¡Y una mierda!
Ese mundo de libertad, alegría y disfrute es más falso que las balas del Equipo A. No voy a hablar de la imagen de la mujer, porque a la que aspire sólo a “complacer a su hombre” en la vida sólo merece mi más sincero desprecio. Así que me voy a centrar en el tema.
Supongo que todos sabéis la relación entre homofobia y machismo; no se puede ser machista sin ser homófobo, ni homófobo sin ser machista. Esa regla es general y no acepta excepciones. También cuenta como homófobo los que añaden peros tras decir que respeta a los gays, tipo niño del Bola o Roberto Chivas (actor porno), o Heath Ledger entre otros.
Sabía que la pornografía era machista, pero lo de la homofobia sinceramente en su momento me sorprendió, sobretodo con tanto supuesto bollerío que se ve.
Pues viene todo del festival “erótico” que se celebra todos los años en Barcelona. En 7 días 7 noches y en TNT, programas realistas que transmiten A3 y T5 respectivamente, hacen un repaso anual del festival. Nunca vi una sola escena gay en esos resúmenes, cosa que siempre me llamó la atención, pero creía que se debía al problema de los canales, que sólo hacen oda de la exhibición de tetazas (si operadas mejor), nunca del festival. Y cuál ha sido mi sorpresa cuando he visto que nunca salía porque no existía directamente. Que fuerte ¡A los abanderados de la libertad sexual para todos se les olvidó que el sexo entre hombres TAMBIÉN existe!
Pero como dice el dicho más vale tarde que nunca, así que este año han remendado su error, que tampoco es para tanto, pues no hay tantos gays y tampoco les gusta tanto el sexo como a la gente normal (habrán pensado ellos, creo yo). Pero lo fuerte, fuerte, es que la parte gay estaba alejada, apartada, escondida, del mundo sexual normal y decente. En el reportaje de 7D7N los reporteros anduvieron por pasillos hasta que llegaron a este sitios de los “otros”. Me pareció sencillamente flipante. O sea que en el festival la gente va a ver sexo (como si eso hubiera que verlo), pero eso sí, sin que les ofendan con asquerosidades. El que no saquen zoofilias ni otras casas raras (por que lo son) lo entiendo, pero el sexo entre dos hombres no es nada raro, ni anormal, ¿o quizás sí?
Otra cosa que me dejó boquiabierta fue un comentario de la “enciclopedia andante del sexo” que trabaja en Cuatroesfera, el programa de canal Cuatro. Iba la noche de tríos y los espectadores mandaban cartas con preguntas sobre el tema; una chica escribió contando su fantasía sexual: Hacer un trío con dos chicos, ha ser posible gemelos, y que por supuesto también se líen entre ellos. ¿Veis algo raro en esa fantasía? ¿La veis? Pues no, lo raro no es que quiera que dos hermanos, encima gemelos, se besen (en las fantasías vale todo). Para la que lo sabe todo, todo del sexo, Sandra Uve, lo raro estaba en que a la chica le pusiera cachonda que ¡¡dos chicos se besen!! Le contestó que tenía que ir a un cuarto oscuro e intentar averiguar por qué le pone algo así. Claro Sandra, es algo taaan raro. FLIPANTE. Pero ella misma en otros programas no para de insinuar a las chicas que se líen con sus amigas, porque es muy sensual y queda muy femenino dice. Por cierto Sandra Uve es la única directora de cine porno (mujer) en España que hace películas que les gustan a las chicas, porque ella pone música y es todo muy sensual y femenino.
En qué quedamos ¿Somos liberales sí o no? Sí la respuesta es que sí no sé por qué los gays esta apartados y si es no, que se quiten esa etiqueta de liberales que tienen YA por favor, por que no lo son.
La mayoría de los que hacen y consumen pornografía son hombres, y la inmensa mayoría de ellos son homófobos y machistas, esa es la razón por la que a las mujeres no les gusta el porno. A las pocas que sí les gusta es porque han interiorizado la política sexual de la industria: ellas están allí sólo par satisfacerle a él. Y se creen que son más liberales (yo diría que más gilipollas), pobres.
En la pornografía se peca de lo mismo que les critica a los carcas y retrógrados. Hay un saco donde se mete lo que es “normal” y todo lo que se salga de lo que ellos consideran normal (mainstream), esta dentro de lo bizarre, lo raro. Ellos respeten a los gays pero…Lo gay existe, pero bien alejado de la gente normal, por favor, que no ofendan a los de bien.

Espiral


En los momentos de crisis es necesario comenzar nuevos proyectos que complementen a los anteriores; empezar otra vez e ir creciendo entorno del orígen, como una espiral, aunque no tienen porqué ser siempre lineas concéntricas perfectas que no se crucen entre sí.

jueves, 19 de octubre de 2006

miércoles, 18 de octubre de 2006

Palabras que no supe decir


Cuántas veces he comenzado un artículo sin papel. Porque te lo merecías, porque quería deshacerme del peso que sentía al agradecerte tanto. Cuántas frases sueltas me han recorrido mi cabeza en los lugares más insospechados y que no he podido retener para dedicarte mis mejores palabras de agradecimiento. Si alguna vez tuve que decir una cualidad de mí, fue la de agradecido. Ahora no me atrevo a agasajarme así. Debo infinitas reverencias ante aquellos que me dieron su mano. Cuando miro atrás y veo lo que me has enseñado es cuando me doy cuenta que todavía me falta mucho más por aprender y que nada es lo que sé. Dejé atrás aquellos que no podían transmitirme nada para quedarme con los que, sin saberlo, más valores enseñaban. Ahora me siento adeudado y me condeno a agradecerte la bondad que repartes en mi mundo.

lunes, 16 de octubre de 2006

Amor de gasolinera

No me gusta conducir demasiado, con el agravante de que aunque me gustara tampoco debo, puesto que no tengo ni el carnet. Por eso no me queda mas remedio que moverme en carretera en transporte público.
Me gusta viajar de noche. Siempre me ha gustado, quizás porque mi padre es camionero y desde chico me acostumbre a viajar de noche, que es cuando él hacia los viajes normalmente, unas veces porque también prefiere la intransitada nocturnidad, otras porque llevaba el tiempo justo y no tenía otro remedio; pero a fin de cuentas, en el fondo todas nuestras actitudes en esta vida hunden sus raíces en nuestra infancia.
Y hago esta irrelevante reflexión con la cabeza apoyada en el cristal, mirando de reojo la cuneta de la carretera, contando líneas discontinuas hasta cansarme, para volver a empezar la cuenta cuando el aburrimiento haga mella en mí. O no.
Envidio a la gente que puede discurrir sin hilo musical en la cabeza, porque yo siempre fui incapaz. Si no es alguna canción de fondo, es simplemente como si me pitara la cabeza vez de los oídos. La cuestión es que difícilmente puedo pensar en silencio, y lo lamento, porque sé que a veces me dejo influenciar por esa música de fondo en mis pensamientos.
El caso es que ahora llevo los auriculares puestos mientras escribo de mala manera estas líneas en un anuncio de periódico a página completa dominado por un inmenso fondo blanco; me he acabado el libro que traía para leer durante el camino por si el insomnio, y me aburro sobremanera. La imagen, si la viera alguien -ya que el autocar es un ronquido general-, debe ser de película… veintañero desaliñado e insomne en un autocar a altas horas de la madrugada plasmando como puede sobre un periódico convertido en legajos su última ocurrencia literaria; debe de ser otro entusiasmado de estos que migran a la capital con el afán de encontrar un círculo de intelectuales donde cantarse al oído los unos a los otros lo extraordinarios que son sus respectivas creaciones.
Afortunadamente nadie llegará a esa conclusión porque todos duermen placidamente. Aunque tampoco andarían muy desencaminados, pues tan infructuoso es escribir textos con el único fin de que la élite, los iluminados que están a tu altura intelectual te hablen de tu texto, como escribir para publicar en un blog o un fotolog el escrito a fin de que otras personas de ese “club” te dejen un mensaje diciéndote algo, a veces incluso sobre el texto, puesto que hay gente que incluso se lee lo que has escrito.
Es tiempo de parar media hora de descanso para que el chofer se despeje y los demás estiremos las piernas un poco y nos desperecemos. Supongo que nos sobrará tiempo de los treinta minutos… ¿nunca has deseado enamorarte en un lugar tan bucólico como una gasolinera? Mas que nada por mitigar el aburrimiento, básicamente.

viernes, 13 de octubre de 2006

¿Podré reconciliarme con la vida?


Falta me hace. Noto el vacío, noto su ausencia, noto mi necesidad de él. Lo añoro. Pero su presencia también la noto. Cuando está, a veces siento una presión que me asfixia. Y me enfado, y lo quiero lejos, y lo amo menos, y siento que necesito desplegar mis alas y echar a volar, que estoy en una jaula y él guarda la llave que me daría la libertad. Luego vuelo libre, me voy, sin él, y mil kilómetros marcan la distancia. Y siento que me falta el aire, y lo retengo, para luego devolver el viento al viento en un eterno suspiro. No está a mi lado y es como si yo no estuviera al completo. Como si sin él, yo me faltara. Y cuando con él me falto yo, porque me siento diferente, porque siento que me coarta, quiero huir pero ya sé que no es de él de quien escapo. Soy yo. La insegura, la perdida, la loca. Soy yo la que lo ama pero necesita sentir que por encima de él estoy yo. He de aprender a anteponer la lógica a la sinrazón de mis agobios. Estoy en ello, y creo que puede funcionar. Para siempre.
Agosto 2006

P.D. Siento el abandono al que he sometido el blog...irá a peor por motivos laborales, lo siento. Pero recomiendo www.nuevoperiodismo.com

Ensayo

“Vete de aquí antes de que me recuerdes como la persona que te amargó la vida”: éstas fueron las palabras de Virginia hacia Mario. Apenas se habían tocado en todo el tiempo que llevaban viéndose. Sólo los típicos besos protocolarios de encuentros y despedidas. Pero entre ellos había algo más que un ardor físico. Eran sus mentes las que se excitaban al encontrarse. Convirtiéndose en grandes volcanes en erupción que enredaban sus lavas. Los dos se habían conocido tres meses antes durante una presentación de un proyecto en Barcelona. Ella era 4 años más joven, pero sin duda la más despierta y valiente. Mario se había embarcado dos años antes en un matrimonio sin futuro. El romance fue casi concertado por su familia tras salir de una fuerte depresión. Pensó que no conseguiría la estabilidad emocional tras salir de aquel trágico momento, por eso, cuando aquella chica se ofreció a compartir vida no se lo pensó. Subió a ese Titanic. -“Virginia, si no hacemos caso al corazón, que es el único que porta sentimientos verdaderos, ¿a quién se lo hacemos?” sentenció Mario. El gesto de la chica era el de comprender que lo que había oído era algo cierto. Salió de la pequeña y acogedora cafetería del barrio de Malasaña donde se habían citado. Mario pegó un último sorbo al café, ya frío, y cómo dotándolo de fuerzas salió en su busca. Sabía que no la podía dejar escapar. Durante su periodo de encierro psicológico había leído muchos libros de autoayuda. Demasiados, según exclamaba su madre, que era la encargada de limpiar la estantería semanalmente. En ellos, a parte de desarrollar su personalidad, había aprendido a no dejar escapar oportunidades en la vida por miedo. Y, aunque había obsequiado a Virginia con alguno de estos libros, ella nunca los leyó. Sólo los abría para releer una y otra vez las dedicatorias que Mario le escribía. Se encargaba de resumir en unas frases todo lo que había aprendido con ese libro, acompañado de unas palabras personales que para nada eran empalagosas ni remolonas. Había aprendido a redactar mientras trabajaba de joven en una floristería de la Plaza Colón. Leía, siempre a hurtadillas, miles de mensajes plagados de errores de sintaxis y ortografía de sus clientes.

Mario atravesó la puerta pintada de azul con un espejo tintado del mismo tono. Nadie salió a reclamar la consumición porque el jefe del bar había impuesto a sus camareros, semanas antes, que cobraran al servir. Al cerrar la puerta vio como Virginia andaba por la Plaza Dos de Mayo muy rápido, pero sin atreverse a correr. Hace años lo hacía todas las noches, pero ahora se sentía un poco estúpida acelerando el paso con una falda mientras atravesaba la plaza. Escuchó una vez su nombre en alto, pero no se giró convencida de que su decisión había sido correcta y era inapelable. Cada vez oía la voz más cerca pero ella seguía su camino tomando la mayor velocidad que sus zapatos de tacón bajo le permitían. - “Pero Virginia, ¿eres tú? ¿No me reconoces?” en ese momento se giró y vio a un hombre alto, moreno y masculino. Vestía muy actual y sabiendo combinar las prendas. Dejando entrever que para él no era un problema el vestuario. Era Marcos, había compartido con ella un año en el máster que Virginia realizó en Londres y que le sirvió para mejorar su inglés que aún hoy era un poco chabacano. - “Marcos, ¡Qué sorpresa!” -exclamó verdaderamente sorprendida- “¿Tienes coche? -casi sin dejar responder, insistió- “¿Lo tienes aparcado cerca?. “Sí, de hecho vivo en este barrio” respondió extrañado antes las primeras palabras de su colega. Virginia le pidió que la llevara, que tenía prisa y que tardaría más en encontrar un taxi libre. Mario contemplaba la escena desde el resguardo del tejado del edificio. -“o reacciono o se va de mi vida para siempre”- se dijo. A su lado pasó una anciana vecina del barrio, muy perfumada que pudo oír el chirriar de dientes que producía la impotencia de Mario. Este gesto lo hacía de forma involuntaria, y le había producido un buen desgaste en las muelas que menguaban año tras año. Se acobardó cómo cuando presenció aquel fatídico accidente que le traumatizó tanto tiempo atrás. Se había quedando inmóvil, bajo la tarde de otoño que amenazaba con hundir más al día. Cerró los ojos y apretó la mano y no pudo dejar de soltar una lágrima. Que era el símbolo de su fracaso, de los meses en blanco de su vida. [...]

lunes, 9 de octubre de 2006

Espigas


Me siento como un grano más entre mil millares
pensando en lo pronto que ha pasado el tiempo
por estas tierras que hace meses eran barbecho,
hoy una marea dorada de trigo.

Y agazapado en algún lugar del trigal
me recreo en la mediocridad de mis propias ideas
plasmadas en miles de irrelevantes textos
unos iguales a otros como espigas.

Tengo la esperanza de que alguna idea en forma de grano
tan seca como el resto de mi lecho cereal
sea la semilla de la que brote un pensamiento verde
que tiña de inspiración mi secano literario.

martes, 3 de octubre de 2006

Silueta de un pasado

A menudo recuerdo tus lamentos por la situación que nos unió. El momento en el que nuestros ojos se miraron. Cuántas veces maldijiste a nuestra ventura, evadiendo así tu decisión personal. Y yo no lo entendía. Te anclaste como la música de un cantautor. Ahora comprendo tus recelos. Si querer es poder, y lo así entiendo hoy, lo tuyo no era un querer. No creo en los que se lanzan con casco a las piscinas, no creo en las musas con abrigo, no quiero luces apagadas ni música ahogada. Ahora soy yo quién culpa al destino por hacinarme desterrado al pasado con tus imágenes.