jueves, 30 de marzo de 2006

¿Quién eres?


¿Quién eres? Soy tu nieto, yaya. Suavemente te acaricias el pelo con una mano temblorosa, mientras tanto los ojos azules que brotan de las cuencas de tus ojos miran al infinito. El silencio dialoga con nosotros de vez en cuando, y las moscas interrumpen dicho diálogo con su particular zumbido. Los recuerdos de cuando eras niña y jugabas en la alberca, atraviesan furtivamente tu mente, como si fuesen ciervos salvajes en una autopista gris. ¿Hijo, quién eres? me vuelves a preguntar. Te miro a los ojos, y descubro una ausencia en la mirada. Lloro por dentro, a la vez que una sonrisa tierna emana de mi boca. “Soy la persona que más te quiere en éste mundo, abuela”. Se interrumpe el diálogo de palabras otra vez, y esta vez el silencio se encarga de unir lazos de emoción contenida. Al caer la noche, mientras tus pensamientos divagan en el ocaso del firmamento, yo exploto de satisfacción al saber que por un momento has recordado que no estás sola.

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