viernes, 17 de marzo de 2006

Hule

El aceite salpica mis fogones mientras en el plato mis dos huevos se remueven batidos por el tenedor, camino de su destino: la sartén. Allí, se juntarán con las patatas, pacientemente esperando en su plato.

Mientras, tú ves la tele, ajeno a la realidad de la cocina, a mi realidad de cada día. Vienes de trabajar, estás muy cansado. No tienes fuerza para casi nada, salvo para cambiar continuamente el canal de la televisión, a la caza de noticias huecas de significado, sucesos carentes de importancia. La noticia está en tu casa, pero no creo que llegues a verla en el noticiero.
Miro por la ventana, veo llover sobre la silenciosa calle a espaldas de mi casa, con la oscuridad proyectada por una farola que lleva fundida más de tres años.
Oigo a lo lejos un grito, qué le falta a la tortilla. Esta, ajena a mis pensamientos, se fríe lentamente en la sartén oxidada por el paso de los años; debería de pintar el techo de la cocina, o empapelarlo. Cualquier día me va a caer sobre la cabeza. Solamente espero por la tortilla. Esperan los cubiertos. Esperan los platos. Espera mi marido. Espera la tortilla al final de su corta existencia.
Una noche más para el hule, como otra cualquiera, en medio del sórdido silencio solo quebrado por el alboroto de la televisión y por el ruido que produce la extinción de la tortilla en nuestros paladares mientras las migas de pan caen impasiblemente sobre la moqueta. Te has pasado un poco con la sal. Puede ser. Quizás mañana no venga a cenar, puede que me quede tomando unas copas con los amigos. Está bien, pero mañana será demasiado tarde para barrer las migas.

[Lurra][Sorkun][Duna]

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