jueves, 24 de mayo de 2007

Crisis



Casi todas las crisis son circunstanciales. Miramos en derredor y no comprendemos o no aceptamos cosas, y entramos en crisis. Infinidad de crisis que acompañan a nuestro destino. Parece, que como me ha inspirado la canción de Luz que recomendó Aganzo hace unos días, el problema es de percepción. La crisis de los treintañeros va sobre lo que imaginábamos que seríamos y lo que, evidentemente, no somos. Cómo nos vemos, cómo nos ven, qué hacemos con nuestras vidas… “Y tú, que vives ajeno, nunca ves más allá de un duro y largo invierno”. 30. Como si hoy en día con 30 tuviéramos que ser lo que seremos el resto de nuestras vidas, y, por supuesto, padres y madres de un quintal de mocosos dependientes de nosotros. Llegan los 30 y pensamos…aún sin familia, aún sigo en esta mierda de curro, aún sigo sin novia… ¡Y con 30 tacos! Algo he hecho mal.


La crisis de los cuarenta es aún más patética. Nos vemos con montón de años por delante pero mayores ya, miramos hacia atrás y vemos cómo hemos aprovechado nuestro tiempo, o mejor, como lo hemos desaprovechado. Nunca he ido a Australia a coger olas, ni escribí aquel libro que dedicaría al bueno de mi abuelo, y tendría que haber tenido una ristra de amantes... Y me gustaría comprarme una moto, que corra mucho. Y quiero renovar mi vestuario, y tirarme a una jovencita o a un chaval de 20 añillos, o a los dos, ¡qué coño! A probar cosas nuevas, y a quien duerme a mi vera desde hace 15 años que le den por el culo, qué barriga, qué arrugas, me avejecenta. Renovarme o morir. Pero uno es el que es, y no puede esr otro porque siendo otro ya no es él. ¿Se puede tirar por la borda una vida por una crisis de percepción?
Y total, el verdadero problema es no aceptarnos y no pensarnos a nosotros mismos a diario. Lo que no podemos es pasarnos la mitad de nuestra vida dejando pasar trenes o haciendo cosas de las que luego nos arrepentiremos. Hay que vivir cada día con tal intensidad y placer que nos podamos ahorrar las crisis que sólo consigue que piensen los que no han pensado hasta el momento de cumplir 30 o 40… y como dice mi traumatólogo ¡a ser feliz! Claro, como la que tiene el menisco roto soy yo…

1 comentario:

Aganzo dijo...

Prefiero arrepentirme mil veces de una cosa que he hecho que de una cosa que no he hecho.

Y a ser felices, claro que sí!!

Todo pasa, se cura.. y tu menisco también!
baci!