jueves, 10 de agosto de 2006

Pies descalzos


Pies descalzos en la selva de asfalto. Penurias y calamidades pasan por la almohada de piedra en la que descansas las barbas mugrientas. Son los míseros cartones, los que te refugian de la gentuza, para la cual no eres mas que basura a la que se le puede pisotear, no sin antes haberle prendido fuego. Sin techo. Sin hogar. Sin todo lo material, despojado, por imposición de la vida o por voluntad propia, de las ataduras que te hacen más libre a la vida y más esclavo a la calle. Pasa la vida a tu lado, pasa el yupi con sus negocios, el niñato con su móvil de ultima generación, la pareja de tortolitos que se soba, la monjita que reza a no se sabe que Dios, pasa su puta madre y allí estas tu sin nada, sin que la vida se pare por un momento para pensar en ti. Sin dinero, sin móvil de ultima generación, sin amor, sin religión, y sin mas putas que las de la esquina del parque donde duermes. Se ahoga el minutero del reloj de tu corazón, en el tinto que bebes. Las agujas de las horas salen disparadas, como dardos, en todas las direcciones, clavándose en la conciencia de los viandantes con puntería certera. En dichas agujas una nota reza: ¿Deambulas o viajas? A pesar de no tener nada en esta vida te sientes orgulloso de tener la respuesta, esa por la cual aprobaste el examen de la vida.

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