sábado, 5 de agosto de 2006

Nadie decide


El destino tiene vida propia, y no me digan que no. Es como un amigo fiel (o enemigo, según se mire) que siempre nos acompaña marcando el contexto de nuestras decisiones, de nuestra vida, sin ni siquiera preguntarnos si nos parece bien. Y si alguien puede comunicarse con el destino que me avise, que tengo un par de cosas que aclarar con el mío. Peor se está portando el de los padres de Sara. Catorce años, tímida, estudiosa y de familia humilde. Ahora su foto está en casi todos los establecimientos de la capital grancanaria, y no es que haya triunfado en el mundo de la moda. Tenía que encontrarse con un amigo a las 4.30 de la tarde y lleva una semana de retraso. ¿Quién pudo haber decidido eso para su vida? Ni siquiera podemos estar seguros de que alguien esté disponiendo aún de su vida y pueda tomar la decisión de devolvérsela. Ojalá fuera así. Ojalá no fuera tan difícil de creer. Ojalá me suena hoy a desesperanza

1 comentario:

Aganzo dijo...

La ventura a veces es muy incomprensible. Aunque, afortunadamete, también nos deja cosas buenas. Por ejemplo tu llegada al BLOG!
Muy bienvenida Enyesquería! Estoy ansioso por leer ya tu próximo articulo!
BESOS