martes, 29 de noviembre de 2005

Llaves

A lo largo de la vida, por unas cosas o por otras, vamos cambiando nuestro lugar de residencia, nuestra casa...
Cada vez que abandonamos una casa, nos llevamos los muebles, nos llevamos los recuerdos, pero no podemos llevarnos las vivencias... Hay quien dice que si las paredes escucharan... Yo creo que las paredes escuchan y ven; son testigos de nuestra historia en el espacio de tiempo que compartimos existencia con ellas, pero a pesar de todo, no hablan.
Hace ya algunos años, algunos me llamaban el sereno, porque llevaba tres llaves colgadas del cuello a modo de amuleto... Luego dejaron de llamármelo, pero pasé a tener cuatro llaves al cuello, más tarde cinco, y pasados un par de años desde entonces, dejé de llevar cualquier tipo de amuleto, si bién llevaba 7 llaves en el llavero, 9 a día de hoy...
Quizás esté mal de la cabeza, puede que algún día se me pase, puede que no se me pase nunca, lo cierto es que conservo una copia de las llaves que han ido guardando mi casa a lo largo de 22 años. Porque siempre que dejamos una casa, podemos pasar por delante alguna vez y decir "ahí viví yo hace tanto tiempo". Las llaves nos aseguran que, si nada ha cambiado, tendremos el privilegio de entrar hasta el fondo a la casa que un día fue nuestra, pues la historia sigue abierta. Si las llaves no valen, quiere decir que es una etapa cerrada definitivamente en nuestra vida, y que solo nosotros podemos reabrir si tenemos las llaves pertinentes.
Es probable que por eso nunca entendiera alguna que otra canción, y que dentro de medio siglo, cuando tenga vete a saber cuantas llaves, algún día, vuelva a recorrer todo el itinerario a la busca de si esas casas siguen existiendo, y si existen, ver si conservan la misma llave. Cuestión poco probable dentro de cincuenta años, puesto que seguramente las puertas tengan unos sistemas mucho mas chic y tecnológicos, pero siempre quedará el romanticismo de las llaves, y la idea de que no es necesario morir, ser incinerado y esparcido para estar en varios sitios a la vez, o para permanecer en el tiempo de alguna manera.
Seguramente la solución esté en coger una pequeña barca y, con nuestra historia escrita en ellas, tirar nuestras viejas llaves para que descansen en el fondo del mar(matarile-rile-rile).

[¿Quién se acuerda de tí?][Mikel Erentxun][Acróbatas]

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