Una ciudad

Desde las recónditas y oscuras salas del Casablanca se oye la voz del acomodador con la última llamada para la sesión. No hemos cambiado tanto.
Espectadores que, contra corriente, entran en los cines para implicarse en las películas y no para evadirse. Vivir otra realidad. Emocionarse.
Eso me esperanza. El séptimo arte no muere. Vive en cada uno donde no aparece la palabra FIN.
Lo que quedará siempre son las Bocas que besan en las grandes películas de amor.
