domingo, 10 de diciembre de 2006

Estás muerto

Eres un cobarde. Cuántas veces he oído de tu boca heroicas hazañas que te prometías a ti mismo hacer. En cuántas aventuras te imaginabas inmerso. En tus expectativas tu mundo se convertía en migajas de pan. Y cuántas veces desembocaste en el mar de la cobardía. Tu miedo a vivir no te deja respirar, tu miedo a no poder respirar no te deja vivir. Así es como transcurren tus días, en la angustiosa existencia de una vida aburrida. Todo el mundo lo sabe, todo el mundo te compadece. Hasta tú imploras el injusto destino por tu mala ventura. Y esperas sentado en tu sofá el cambio de tu vida, miras a la puerta soñando el momento en el que llega el alma que hace mágicos tus días. Pero no levantas ni tan siquiera una ceja para que llegue ese regalo. Vegetas en tu celda de escasos metros cuadrados. Ya sólo quieres ver el cielo cuándo necesitas más droga para aliviar los insufribles días en los que has convertido tu vida. Y no eres consciente, pero ya ha ocurrido, eres un alma muerta.