Tu rostro descansa sereno. En la habitación el silencio juega a chillar por los resquicios de la puerta. Las manos malvas, se confunden con el maquillaje, y corre por tu cuello un río color carmín. Tu marido ha salido de madrugada y se ha llevado entre otras cosas la esperanza. El sol presiente que en la cama ha habido tormenta, y se entromete por la ventana, dejando ver a una anciana madre que ayuda a vestir apesadumbrada, a su joven hija. Le ha vestido con un traje negro, recordemos que hoy es su entierro. De la noche a la mañana te has convertido en un número, otra víctima más de la violencia doméstica. Te han obligado a ser miembro de un club, del que muchas mujeres y hombres ya forman parte por desgracia. Así comienza el año, de forma irracional, y como dice Sabina “ la vida siguió, como siguen las cosas que no tienen mucho sentido”. Yo, sin embargo, pretendo hacer un alto en el camino, y no seguir sin antes decirle a todos los HIJOS DE PUTA que maltratan a su pareja (física o psicológicamente) que BASTA YA!!! Y a todas las personas que todavía lo pueden contar, que no guarden un ápice de esperanza ante un cambio en la actitud del maltratador. Claro que la esperanza es lo ultimo que se pierde... que se lo pregunten si no a la última víctima mortal.
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