viernes, 21 de octubre de 2005

Emparejados


De nuevo ha pasado. Acaban de comunicarmelo. ¡Otro amigo se acaba de emparejar! Es algo que me encanta ver: a la gente que me rodea cómo empieza relaciones de las que tú eres testigo y que cuando te hablan de lo maravillosa que es su pareja te miran con esa cara y esos ojos de felicidad... Todo eso se contagia y por eso me gusta. Ya son muchos los que me confirman que llevan uno meses con alguien, otros superan increíbles crisis y otros seguimos esperando.
Sin duda, otoño es una estación para empezar nuevos proyectos, nuevas metas y en definitiva una nueva vida. Es como si los humanos también quisieramos renovar nuestras hojas, y dejar caer las ya amarillentas para dejar brotar nuevas. Esto no es tan fácil porque por desgracia no somos como los árboles, siempre se nos quedan varias hojas colgadas que ni un Katrina podría arrancarnos.
Como decía, entre las cosas que casi todo el mundo hace en octubre, hay algunas como apuntarse al gimnasio, empezar una dieta, dejar de fumar, terminar de leer aquel libro o siempremente leer alguna vez. Entre todas ellas está una que la echamos de menos cuando llega el frío. Yo el primero. Es la de alguien que te acompañe y te dé calor. Y que te llene el corazón, de esa forma con el corazón ardiente se supera mucho mejor el frío del otoño y por supuesto el del invierno.
No son muchos, pero en mi corta carrera emocional y de análisis de las relaciones que me rodean he descubierto que hay un tipo de enamorados muy peligrosos. Se tratan, a parte de los psicópatas, son los embotellados. Se meten en esa botella imaginaria los dos y no salen, no quieren saber nada de amigos, ni tan siquiera contestan llamadas y que como están tan metidos en la relación ponen el tapón a la botella y se lanzan al mar. Hay que tener cuidado porque muchos de los que les pasa esto son gente que no tiene personalidad y que de dejan absorber por su pareja y que les manipula (algunos sin saberlo pero otros siendo conscientes). También es muy peligroso eso de aislarse y no hablar con amigos porque por desgracia en esta vida, y porque yo ya no creo en el amor para toda la vida, todo se acaba. Llegará un momento que se acabará y te quedarás solo porque esos amigos ya te olvidaron porque tú los ignoraste. Pienso que es mucho mejor tener amigos para siempre (lailo lailo lailo lá) que muchas parejas. Y no romper esos lazos de amistad, porque puede que cuando los necesitemos ya no estén.

Desde aquí, ¡felicitar a las nuevas parejas! Mi deseo de que salga todo bien y que me presenteis a vuestros respectivos. Y respirad otoño que llega el amour!

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