sábado, 27 de agosto de 2005

Las Herreys

Es vox populi que a mi no me gusta mandar mensajes en clave, pero todos tenemos nuestros vicios. Uno de mis mayores vicios es ponerle motes a la gente, (por eso, curándome en salud, me puse Axwells, para que poner el mote fuera más dificil, si bien se que los tengo jajajajaja). Soy capaz de clasificar todo, las situaciones(Síndromes de Estocolmo), los estados de ánimo(Autohipocresía, Plasticidad cerebral), las personas(Palabra de honor, La pasiva loca bis), o los grupos de personas(Superestrellas del momento, Herreys). Y hoy me voy a centrar en Las Herreys.
Allá por 1984, por primera y última vez, un país que actuaba en primera posición en Eurovisión conseguía ganar. Además, por primera y última vez un trio de hombres ganaba Eurovisión. "Casualmente", los Herreys eran suecos(lo de las victorias de Suecia en Eurovisión es para hacer un blog entero aparte). Estos Herreys han permanecido en la memoria eurovisiva colectiva como el prototipo de machos escandinavos con hormonas suficientes para subirse a una carroza del desfile de reyes y lanzar las susodichas hormonas a los niños en vez de repartirles caramelos. Pero Las Herreys se perdieron ese desfile.
Hace mes y pico Aganzo me estuvo explicando la teoría de las pulseras, que me provocó un Síndrome de Estocolmo que desde entonces me hace prejuzgar a la gente(ya se que antes también la prejuzgaba jajajajajaja) teniendo en cuenta en qué mano se ponen sus "pulseras". Nace así el mito de Las Herreys(que podría ser cualquiera, como Palabra de honor y un par de amigos)(para ser una Herrey se necesita estar en packs de tres).
Las Herreys son este tipo de niños superchic de la vida, con peinados supercool y ropas con algún tipo de lentejuelas, y que por regla general inspiran en uno el sentimiento de "toma 3 €uros para un bocadillo que se te van a marcar las vértebras en el abdomen". Además, suelen llevar una pulsera(algunos dos o tres para remacar la idea) en la muñeca izquierda, o tirarse eruptos, y acto seguido ponerse los dedos en la boca y reirse como una rata de lo masculinos que son. Son pequeñas superestrellas en proyecto que aún no son conscientes de su potencial y que piensan que no hay vida más allá de los tripis.
Su tema más recurrente de conversación siempre es "Ay osea no se si decirselo a mis padres", y uno, que es todo bondad, le pone una de esas caras que tanto le gustan a algunos, para mándarles telepáticamente la idea de "Que tú seas corto no implica necesariamente que tus padres sean más cortos que tu todavía". Y después de comprar los chicles sin azucar para no engordar, a bailar como locas en la discoteca, a mover el esqueleto(porque lo que es la carne...). Y Palabra de honor no se conciencia de ello, con lo listo que es para algunas cosas(aunque con unos métodos un poco anticuados, la edad empieza a pesar jajajajajaja) y lo tonto que puede llegar a ser para otras... Seguro que él en su juventud también fue una Herrey aunque no lo sepa. Pero es curioso que aunque seamos personas, siempre en cada "especie" de personas aflora de una forma o de otra ese instinto animal, herrey o el que se tercie.

[This is the world we live in][Alcazar][Dancefloor deluxe]

1 comentario:

Axwells dijo...

Aunque este artículo lo tenía en mente desde hace casi un par de meses, se que comparado con el de Rutinas a la carta, este es una birria, pero es que me dejé anoche toda la inspiración en el artículo de ayer jajajajaja!