viernes, 17 de agosto de 2007

A todas las madres, a mi madre



Cuánto es el coraje que guardas. Cuánta valentía de descocida procedencia. Donde quiera que guardes el amor y el valor lo tienes en grandes bodegas de tu alma. Clasificado en cantidades industriales. Nunca he admirado tanto como te he podido admirar a ti. Has hecho lo que ningún hombre se atreve a hacer, has llorado, has sufrido y sufres más que todos tus discípulos. La vida y, sobre todo, tus pupilos te han maltratado en tu caminar. Pero has tenido siempre un perdón exquisito sin rencor.
¡Qué desagradecido por mi parte no haberme percatado antes de tu infinita bondad! Del altruismo y el amor de una madre. Del poder para sacar adelante a tus crías. De tu fuerza para ser heroína desde el amanecer hasta la noche, de no poder soñar por tener tu vigilia a disposición de tus hijos. Ningún varón podrá ser como tú, no podrá llegar tan lejos después de haber saltado tantas trampas en la vereda como tu hiciste. Porque sólo una madre sabe lo que es sufrir y borrar su llanto para no contagiarlo, merecen la más absoluta admiración. El agradecimiento nunca bastará. A todas las madres, a mi madre.


1 comentario:

Anónimo dijo...

hacemos lo que podemos, mis hijos no sé por qué se encaprichan más con su madre que conmigo

amor