sábado, 29 de julio de 2006

Polos opuestos

En pleno ecuador de la primavera, las lluvias del mes de las aguas mil, trajeron un torrente de sensaciones que alcanzó hasta el sexto piso. El légamo producido se coló entre mi razón nublándola de su función. La locura por ser amado, lanzó a dos amantes a profesarse cuidadosos suspiros. Palabras que rozaban el alma. La enajenación producida por el deseo de desnudar un alma perfecta nos llevó a acentuar vagos sentimientos. Más tarde, cuando la estación primaveral rozaba sus flores con el estío nos prometimos no recordarnos. Llegó el fin en el momento en el que el pacto fue quebrantado por la personalidad más débil. Enfrentándose a su polo opuesto que se mantenía afecto como una gran roca frente al malcriado océano. Sin saberlo, el hecho de explosionar el compromiso había roto con todo para siempre. Había producido que el imán con menos carga estableciera sus tan odiados prejuicios para una futura llamada perdida. Aferrándose al tiempo como su mejor aliado. Dispersando los recuerdos. Descarrilando los trenes. Rompiendo las cadenas tróficas.
Pero la exigua energía del rompiente no consiguió difuminar las miradas en el óleo. Por esto construyó más barreras de las que había edificado la ventura. Sin demora. Para que cuando llegara un nuevo término no se vieran atrás nada más que buenos recuerdos desterrados.

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