A veces siento que vivo dos vidas. En una soy yo, esa que comparte su vida en Madrid, decide sobre su camino, trabaja, lucha, persiste, sobrevive. En la otra soy yo, esa que se deja querer en Las Palmas, que requiere protección, que necesita a la familia, la simple sonrisa, a mi abuela. Puedo ser feliz siendo cada vez una, y puedo ser infeliz siendo las dos. Una siente que está lejos, y la otra, cuando está, al poco siente que no es quien realmente es. Las dos lloran la redondez, el círculo cerrado, ser una, ser quien realmente se es. A veces siento que vivo dos vidas y que en vivir las dos está mi destino. Necesito mi independencia, mi afán de superación: necesito Madrid. Necesito que me mimen, que me añoren, que me apoyen: necesito Las Palmas. Pero ¿puedo dejar de sentir que no estoy completa? ¿Puedo completarme? ¿Será aquí o allí? ¿Por qué a veces necesito llegar al final, y otras me gusta estar aún en el camino?
sábado, 7 de julio de 2007
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1 comentario:
Son siempre nuestras nuestros orígenes los que nos hacen llegar lejos, los mecenas que creyeron en nosotros desde el principio. Tú eres un árbol que crece alto pero con unas grandes raíces que hacen imposible el trasplante.
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