domingo, 31 de diciembre de 2006

Carta

Aún recuerdo nuestro días de amor en Praga. Desaparecieron los problemas. Ni siquiera tuvimos las habituales discusiones de todos los viajes. La magia de la ciudad nos embriagó. Fue un viaje físico pero también el que hizo unir más nuestros lazos. No olvido la costosa cena en la torre San Enrique. No he vuelto a estar en un sitio así.
Por un lado me gusta, porque todo fue óptimo, perfecto y brillante. Pero por otro me asusta saber que he vivido la máxima felicidad en ese último piso contigo.
Hace poco fue cuando descubrimos que sólo nos unían hilos de marionetas checas y fue un pequeño tirón lo que nos independizó.
Ahora vuelves a emprender el viaje a la que llaman, de forma muy acertada, París del este. Esta vez miras a otros ojos. Los míos te escriben ahogados en soledad y melancolía.
No dejes de visitar el Puente de San Carlos que esconde miles de leyendas, a cual más preciosa. Y pasearte por la Plaza Vieja de Praga que seguro que vuelve a tener una iluminación apoteósica. Coronando el centro, como cada año, estará ese árbol que coincidimos en describirlo como maravilloso.
Yo solo te deseo que guardes ese viaje en tu corazón como yo lo guardaré.

Deseándote lo mejor para el 2007,

Alguien que alguna vez te tuvo

viernes, 22 de diciembre de 2006

Pentagrama

Me gustaría saber si tú también oyes la melodía del silencio que nos rodea, pero si te lo preguntara quebraría la armonía de sus notas y la respuesta sería obviamente no; así que estoy condenado a destruir esa partitura sorda o a vivir el resto de mi vida con la duda.


lunes, 18 de diciembre de 2006

lavadora


Pensé que echándolo todo a la lavadora se acabarían los problemas. Fácil, rápido y seguro. Prelavado, noventa grados, centrifugado y secado a 99 grados. Si quedara algo vivo, sería porque tengo una memoria más lúcida de lo que creía.

Pensé, pensé que ésa sería la solución ... Y cuando acabó la angustia de mis prendas les abrí la puerta. Pero ya sólo quedaban pedazos de colores desteñidos que ya había olvidado. Alguno, agarrándose a las paredes del recuerdo, resistió al más fuerte de los centrifugados. Pero en el transcurso del programa más largo yo me hice fuerte y enterré todos los trapos con sus aromas del pasado. Ahora sólo miro la lavadora con la media sonrisa de estar comenzando una nueva vida.

Venutz & Aganzo

viernes, 15 de diciembre de 2006

TÍOS ¿BUENOS?

Hoy jueves he pasado de ir a clase, me sentía muy vaga y me he quedado en casa a hacer nada. Me estaba echando la una especie de siesta esa en que no estas del todo dormido, pero tampoco consciente. De fondo tenía a Boriiis, y me llamó la atención la elección de una especie de mister Men’s health o vecinito o lo que sea, vamos que me despertó el desfile de hombres. Noooo, no es por eso, si no todo lo contrario. Lo que me hizo despertar era la duda, el dónde estaba esa belleza inalcanzable reservada para unos pocos, porque por más que miraba y miraba no la veía por ninguna parte. Tanto músculo, tanto peinado fashion y bueno, esas caras de “me duele la cara por ser tan guapo”… No puedo, no puedo. Pero, ¿realmente hay chicas que eso les parece atractivo? Yo lo dudo, y si las hay serán una minoría, pero minoría. Yo todavía no conozco a ninguna mujer a la que los músculos y abdominales tan marcados le atraigan, a ninguna. Tanto músculo, gimnasios, cremas, anabolizantes y espejos, muchos espejos. En los medios de comunicación nos vendes a estos chicos como el sueño de todas las mujeres, la razón, me la puedo imaginar. El caso es que estas imágenes venden, se gana dinero con ellas, pero ¿quién lo paga?, las mujeres no desde luego. Nosotras no compramos revistas con hombres en la portada a menos que sean cantantes famosos o actores de boy band o así (aunque son chicas, más que mujeres). Esta imagen de hombres “maravillosos”, es consumida por hombres. Sí señoras y señores, por hombres. A los homosexuales les encantan estos hombres que representan la juventud, lo sano, lo bello, etc. Sólo ellos tienen el permiso (y la obligación) de bailar sin camisetas en la discoteca de turno. Los demás no les pueden tocar, sólo mirar, babear y poner cara a sus fantasías a la hora de… Sí, es a los hombres a los que les atrae esa imaginen. A pesar de lo que les decimos las mujeres, ellos están obsesionados en que ésa es la imagen que deben conseguir para atraer a todas las féminas que quieren. Por eso compran esa clase de revistas, con abdominales en la portadora. Y para conseguirlo, lo que sea y si no, se frustran. No se acercarán a esa chica inalcanzable, porque SABEN que ella le rechazarán porque no tienen los músculos y abdominales marcados. ¡¡POR FAVOR!! Las mujeres somos menos simple. Que los chicos pueden rendirse ante la avalancha de tetas siliconadas de la talla 100 que les obligan a consumir, pero no nosotras, que estamos hechas de otra pasta. En conclusión que los únicos que remiran a los musculazos son los hombres. Los homosexuales para relamerse y los heterosexuales para lamentarse.

domingo, 10 de diciembre de 2006

Estás muerto

Eres un cobarde. Cuántas veces he oído de tu boca heroicas hazañas que te prometías a ti mismo hacer. En cuántas aventuras te imaginabas inmerso. En tus expectativas tu mundo se convertía en migajas de pan. Y cuántas veces desembocaste en el mar de la cobardía. Tu miedo a vivir no te deja respirar, tu miedo a no poder respirar no te deja vivir. Así es como transcurren tus días, en la angustiosa existencia de una vida aburrida. Todo el mundo lo sabe, todo el mundo te compadece. Hasta tú imploras el injusto destino por tu mala ventura. Y esperas sentado en tu sofá el cambio de tu vida, miras a la puerta soñando el momento en el que llega el alma que hace mágicos tus días. Pero no levantas ni tan siquiera una ceja para que llegue ese regalo. Vegetas en tu celda de escasos metros cuadrados. Ya sólo quieres ver el cielo cuándo necesitas más droga para aliviar los insufribles días en los que has convertido tu vida. Y no eres consciente, pero ya ha ocurrido, eres un alma muerta.

viernes, 8 de diciembre de 2006

Donde quiera que estés

Donde quiera que estés, te gustará saber que por flaca que fuese la vereda no malvendí tu pañuelo de seda por un trozo de pan y que jamás, por más cansado que estuviese, abandoné tu recuerdo a la orilla del camino y por fría que fuera mi noche triste, no eché al fuego ni uno solo de los besos que me diste. Por ti brilló mi sol un día y cuando pienso en ti brilla de nuevo sin que lo empañe la melancolía de los fugaces amores eternos. Donde quiera que estés, te gustará saber que te pude olvidar y no he querido, y por fría que sea mi noche triste no echo al fuego ni uno solo de los besos que me diste.

Joan Manuel Serrat