Ahora sí que me siento un becario en una redacción de escaso personal, exprimido al máximo.
¡Rápido! ¡Escribe, piensa! O era al revés.
Ya no entiendo, ni lo intento. Son las prisas, señor.
Mi café se enfría. El tren se fue, aunque yo había llegado antes. ¡Qué caos!
No entiendo porqué todo a última hora. Si todos sabíamos la fecha de entrega.
Y mi tacón se rompe, mierda. Y ya quedaba poco.
Guardemos las composturas. Sacudámonos el confeti que seguirá apareciendo a lo largo del año en casa.
Me falta una uva, cabrón, lo has hecho adrede. Te la cojo y veo como cierro mi edición. Con algunas faltas, Mamma mia! no sólo de ortografía.
Gritos, y… ¡llega el orgasmo del reloj! Uno al año, no hace daño.
lunes, 31 de diciembre de 2007
Prisas, pisas
Photo by Aganzo ©
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