Milán, 19 de abril de 2007
La vida en Milán no puedo decir que sea aburrida pero no es plena.
La ciudad está llena de contaminación por el exagerado uso del coche del que no se lleva ningún control. El milanés quiere aparcar delante del local por el que va a salir y lo hace.
En el terreno sentimental son unos verdaderos conquistadores. Pero lo hacen con la peor de las conquistas: la mentira. Utilizada incluso cuando ya no hay necesidad. Te prometen el más maravilloso futuro para desaparecer al día siguiente. Y no hablo de un caso aislado, he vivido auténticas declaraciones de amor en la primera (y última) cita.
Pero, para ser sincero, si sabes entrar en su dinámica de juego resulta muy divertido al alimón que falso. Por no hablar de la inexistente fidelidad.
Por otro lado, el racismo se respira en el aire. Están convencidos de que los inmigrantes vienen para destruir su país. Se podría entender su actitud al saber que piensan que tras sus fronteras está lo mejor y más bonito del mundo. Y no hablo sólo de bellas ciudades.
Estás son las sensaciones al vivir en una bota golpeando una piedra dónde la vanidad se queda corta.
Aganzo
2 comentarios:
esas son las razones de mi vuelta lejos de Milán...y soy milanes..eheh
Te has olvidado de decir que esta es la ciudad de la moda y donde todos trabajan "nel campo della moda"...y esto no significa trabajar por armani o valentino, simplemente en una tienda de h&m!
claro que irá a mejor!O si no, vente a Copenhague que aquí se pasan de sinceros jajaja
besazos!
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