En cierto modo, este mundo globalizado y competitivo nos aboca a eso, a manejar las situaciones y las personas situadas de una manera u otra, según nuestro interés general, puesto que a pesar de todas las modernidades, volvemos a los principios, volvemos a la ley del más fuerte, e incluso más atrás: volvemos a los primates, donde el ser humano sobrevivió hasta nuestros días, a pesar de ser el más debil, porque era el más inteligente de todos. Y solo los más inteligentes sobreviven; es duro y cruel, pero la naturaleza es selectiva.
Hay momentos en la partida en la que hay que sacrificar peones, e incluso sacrificarse uno mismo en aras de imponerse al enemigo, amparados en la jugada suicida, por un objetivo: "si he de caer, caeré de lo más alto, pero tú caerás un instante antes que yo para que pueda ver tu derrota".
Pero ya lo decía el refranero, "divide y vencerás". Es sucio, es nocturno, es alevoso, es premeditado, puede ser cualquier cosa, pero también es efectivo. Mientras yo conservo a la reina, las dos torres, un alfil y un peón, mi enemigo sólo tiene dos alfiles y dos peones, porque la reina acaba de caer. Y una vez que la reina blanca está ya fuera del tablero, y mi equipo dividido en dos bandos, el caldo ya esta caliente, y las lentejas casi listas. Yo, como cuchara, ya solo tengo que retirarme, y dejar que las fichas del ajedrez, convertidas en potaje de lentejas, se peguen entre ellas hasta que acaben pegadas a la olla.
[Die another day][Madonna][American life]
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