jueves, 3 de noviembre de 2005

Baladas

Al fín llegó Noviembre a nuestras vidas. Un mes de película. Una película que empieza con el guión trastocado de como yo lo preveía inicialmente, pero un guión a fín de cuentas.
Volver a disfrutar, volver a pelear. Volver a respirar, volver a caminar. Volver, simplemente. Volver a sentir las cosas nuevas, volver a disfrutar de los pequeños colores de las hojas ocres que anuncian el invierno.
Creo que en estos momentos respiro una mezcla de aire, entre campo y ciudad, responsabilidad y culpabilidad, inquietud y tranquilidad. Me siento diferente, a veces me parece que el reloj no pasa, no porque no pase, sino porque quizás no soy consciente de ello. Me da igual la hora, me da igual el día, me da igual la fecha, simplemente, si. Camino por un camino de letras ocres, nado en un mar de hojas caídas de los árboles. Y reflexiono sobre la vida en general.
Hace unos días comentaba acerca de qué es más importante, la coherencia o la cohesión. Yo respondí que la cohesión, y lo puedo argumentar, pero lo cierto es que no tengo ni la segunda ni la primera. Simplemente soy una consecuencia de mi mismo y de mis propias elecciones, y reflexiono sobre si no seré un capital gastado, un cheque al portador mal usado, o si realmente mereceré ese depósito de capital que voy acumulando últimamente en algunos sectores de manera anómala.
De momento, me tengo que conformar con cruzar la autovía por encima, por el paso peatonal, oyendo crujir las hojas que crujen bajo mis pies, oyendo como los vientos fríos silban a mi alrededor, sin saber muy bien a ciencia cierta si es una cosecha justa o es simplemente fifticia.

[Sentir][Luz Casal][Un mar de confianza]

No hay comentarios: