lunes, 12 de diciembre de 2005

Todo pasa, se cura


Hay momentos en la vida en las que nos volvemos personas débiles. Cuando el corazón manda todo lo demás se supedita a él y se acaba el orden lógico de las cosas. A veces tendríamos que protegernos más ese órgano vital al que aludimos siempre que sentimos esa extraña situación en la que nos coloca la vida. Decía Shakira en uno de sus conciertos en directo que hay momentos en que la vida parece que se nos simplifica, dejamos de consultar las líneas de la mano, empezamos a releer nuestros poemas favoritos e incluso nos lanzamos a escribir algunos versos. Hablaba de cuando volvemos a amar. En mi modesta opinión la colombiana no podía estar menos acertada. Esa sensación de amor, al no ser correspondida se convierte en un laberinto angustioso del que queremos salir y en el que siempre vamos mirando atrás recordando lo que fue nuestro paso por allí.
Hace poco encontré a una persona con la que me sentí como hacía mucho tiempo que no me pasaba. A veces una noche de pasión, cuando llega el día se convierte en una noche loca. Y eso, cuando no es consensuado, es muy triste.
De cómo llegan personas con las que creerías que serías feliz el resto de tu vida y cómo bajan de tu vagón en el tren de tu destino. Aparecer y desaparecer. De esto hablo.
Cada vez pienso que eso del destino está muy pensado y medido. Y que todo se devuelve, nuestras cuentas tienen que ser saneadas para sentirnos cómo hemos hecho sentir a los demás. Bien o mal. Aunque al rebobinar sólo nos acordamos de lo negativo. Afortunamente, cuando escribo estas palabras ya estoy algo mejor. Recuperándome de la frustración que te causa querer que, por una vez, salga todo bien y ver que tu deseo se ha perdido con el viento. Como dicen en Piedras: "¿Dónde irán los sueños cuando no los conseguimos?, porque a algún sitio deben de ir". Quedándome ese mismo filme que tantas penas y alegrías me ha dado hago mía una gran frase: "todo pasa, se cura". Y ya parece que cicatrizo.

No hay comentarios: